lunes, 31 de mayo de 2010

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La historia de las tradiciones y del arte marroquí, remontan a la época del Neolítico (alrededor del 5000 a.C), cuando se produjo una migración de pueblos desde el Este. El arte marroquí, aunque en constante, siempre tenía un guiño hacia el pasado intercalando ciertas pinceladas de este.
La cultura siguió enriqueciéndose con la llegada de las primeras tribus bereberes, allá por el siglo V a.C., para asentarse en el norte de Marruecos.
Por boca nuestra se oyó el latín, el hebreo, el beréber, el turco y el árabe, pues todas las lenguas, todas las plegarias nos pertenecen. Pero no pertenecemos a ninguna.
Dando un gran salto en el tiempo, pero siguiendo con la misma tribu, nos damos rápidamente cuenta de la gran huella que dejó y deja impresa el pueblo bereber tanto en la historia como en la cultura marroquí actual. Esto se puede deducir del gran legado que dejo presente este pueblo con dinastías como la de los Almorávides, Almohades y Merinies. El apogeo de estas dinastías fue en casi todos los ámbitos del arte y del desarrollo social y cultural de forma paralela, dejándonos grandes maravillas arquitectónicas, avances en el dominio de las múltiples ciencias y escritos que despiertan los cinco sentidos.
Desviándonos ligeramente del concepto rudimentario de arte, para centrarnos en la gran repercusión que tuvo la llámese ‘cultura oral’ desde los primeros habitantes hasta los de la actualidad. Sobre este tema es necesario subrayar que las civilizaciones letradas conservaron con cierto afán y mediante escritos toda la ‘formación social’ existente, pero dejando al margen la cultura oral. En el caso del Magreb se cuidó con mucho esmero este patrimonio cultural viviente. Se trata de un conocimiento acumulado y de fuentes ancladas en las raíces culturales locales o regionales. Esta difusión se hace de manera oral y en forma de mito, leyenda, proverbio, canción, oda o simple narración. Los más sorprendente es que aunque a día de hoy se tenga acceso a una infinidad de medios, fuentes y maneras de información, se siga utilizando esta forma de comunicación arcaica, ya que la población se dio cuenta de lo fácil y hondo que se puede llegar a otra persona, así como una cierta certeza de continuidad y difusión.
A partir de los años cincuenta, varios autores locales empiezan a recolectar gran parte de esta cultura inmaterial para, principalmente, su clasificación y conservación. Paralelamente en el tiempo, empiezan a florecer las primeras novelas marroquíes, y con sus consiguientes críticos. Esta tendencia surge durante la época de la ocupación, y destaca por su tono crítico y reivindicativo; pero se acentúa mas después de la salida del ‘protector francés’, pero dejando detrás de sí la lengua de Moliere, idioma que por consiguiente utilizarían en sus novelas y pensamientos los grandes escritores contemporáneos marroquíes. A partir de entonces el campo literario francófono marroquí evolucionó de una manera grata, dejándonos autores ya consagrados como Driss Chraïbi, Tahar Ben Jelloun, Ahmed Sefrioui, Abdellatif Laâbi, y jóvenes talentos como Abdellah Taïa, Samira El Ayachi, etc.
La literatura marroquí, allende de corriente literaria francesa, destaca la escrita en lengua árabe. En esta sí que destaca una gran evolución entre los periodos de pre y post protectorados tanto español como francés. Al igual que en francés, se abarcan todos los géneros literarios y destacando en gran parte de ellos, desde la autobiografía hasta el teatro. Con autores como Mohammed Choukri, cuya herencia literaria siempre seguirá presente, Mohammed Berrada con los primeros ensayos literarios experimentales, y la modernización de la poesía árabe por parte de Mohammed Bennis.

Una crisis económica que replantea nuestros valores



















Lamentablemente, y sea como fuese, palpamos la “dichosa” crisis económica desde hace ya casi dos años. Desde luego que no son buenos tiempos, nos enfrentamos a duras realidades cotidianas con el aumento de los precios en los supermercados, con los aumentos de luz y transportes, las cifras del paro no cesan de subir en el Estado Español. Toda esta situación está llevando a una disminución de las becas y ayudas para el estudio y la investigación, un sector que suele ser menos beneficiado con las ayudas del Estado. Se ha hablado mucho, y de entre algunos aspectos que se debaten es el aumento del coste de las matrículas y una disminución de los presupuestos en educación (lo que afectaría la calidad de ésta). Los estudiantes en este sentido, sufrimos como era de esperar el aumento de los gastos, del transporte, el aumento de las matrículas en los últimos años, el coste de los libros, y hasta el de las fotocopias. De repente, los gastos para estudiar se dispararon y muchos han de tener bien preparado y medido un plan de ahorro para poder llegar a fin de mes en una Barcelona, cada año más cara, sobre todo en lo que se refiere a alquiler de pisos o habitaciones en residencias, un aspecto que no parece afectarle mucho la crisis. Muchos estudiantes recién licenciados deciden seguir con sus estudios de posgrado, ante todo porque las ofertas de prácticas escasean y está siendo una tarea complicadísima encontrar un primer empleo. No obstante tener una carrera puede facilitar más el hecho de encontrar trabajo, que el no tenerla.

Procedentes de un país donde los recursos económicos que se destinan a la educación y la investigación son realmente bajos, tenemos realmente que ingeniárnosla para llevar a cabo nuestros estudios en el extranjero. La mayoría de los estudiantes marroquíes que escogemos España como país de destino estamos respaldados principalmente por nuestros padres, o bien en algunos casos disfrutamos de becas del Ministerio de Educación español, de algunas universidades o fundaciones privadas. Ahora que los tiempos son difíciles, los padres también tienen que hacer un gran esfuerzo para poder financiar los estudios de sus hijos, a sabiendas que la crisis ha afectado también el esqueleto económico marroquí. La familia juega un papel muy importante en la sociedad marroquí, así mismo en el devenir de los jóvenes estudiantes.

No obstante, y nunca mejor dicho, a mal tiempo buena cara, siguen existiendo becas que nos ayudan a sufragar los gastos de estudio. Esta crisis nos ha permitido sobre todo replantearnos nuestros valores, en una sociedad muy conducida hacia el individualismo y el consumismo, esta crisis ha logrado que entendamos que lo más importante es ayudarse mutuamente. Entender que la base de las sociedades siempre ha sido cooperar todos juntos, creo que entre todos podemos siempre salir adelante. Decir a los estudiantes también que los esfuerzos y los sacrificios siempre son recompensados en el futuro.

BECAS Y AYUDAS PARA ESTUDIOS:
https://www.becasmae.es/
http://www10.gencat.cat/agaur_web
http://www.educacion.es/educacion/becas-y-ayudas.html
http://ec.europa.eu/education/external-relation-programmes/doc72_en.htm
http://becas.universia.net/

sábado, 8 de mayo de 2010

¿HACIA DÓNDE VA LA UNIÓN POR EL MEDITERRÁNEO?


El proceso de Barcelona, también llamado Unión por el Mediterráneo, contempla la creación de una zona de libre cambio de prosperidad compartida en la región mediterránea, a través de la asociación económica, con los siguientes objetivos: la liberalización de las economías de los países terceros mediterráneos (PTM); la integración de estos países en los mercados mundiales; y el aperturismo comercial. Esta declaración se basa también en la asociación política; la económica y financiera; y la cooperación.

La Asociación Euromediterránea, un proceso que se lanzó hace 15 años, ha tenido como principal obstáculo el conflicto palestino-israelí. Este proceso se hace esencial por tres cifras básicas: hay 230 millones de habitantes en la orilla meridional del Mediterráneo; el PIB es ocho veces menor que el de la UE; y el 55% de los intercambios comerciales de estos países se efectúa con la UE. Hay que apuntar que para firmar un acuerdo de libre comercio con la UE, hay que realizar determinadas reformas en el ámbito económico, así como determinadas reformas de funcionamiento, a lo que el poder político se resiste en el caso de los países meridionales. Además estos países sólo pueden plantearse la asociación con Europa si se unen entre ellos mucho más de lo que lo están actualmente.

El éxito del desarrollo de las relaciones entre el Norte y el Sur radica ante todo en la capacidad de los países meridionales de realizar transformaciones económicas y políticas, así como la modernización del aparato del Estado, para así tener mayor visibilidad. No obstante, una gran ventaja de este proceso es que ha permitido una mayor sensibilización de los países del norte hacia los problemas de los países de la orilla sur del Mediterráneo, al mismo tiempo que recalca la necesidad de un interés mayor de los países socios mediterráneos de la otra orilla, sobre todo en lo que concierne a temas no económico-financieros.

Me gustaría destacar la importancia de algunos hechos del pasado, que probablemente ayuden a entender mejor la situación actual en la franja sur del Mediterráneo. Uno de los principales desencuentros “euro-árabes” fue la creación del Estado de Israel en 1948 (que desencadenó sucesivos conflictos y guerras entre este y algunos países árabes) y la falta de proyecto real de un Estado Palestino hasta el momento. Además, nos encontramos con las desavenencias históricas que supuso la independencia de las naciones en Oriente Próximo y en el Magreb de las potencias europeas (principalmente francesa y británica).
Los magrebíes, que habían participado en la guerra contra la Alemania nazi y en la liberación de varios países europeos, no habían comprendido que, en 1945, París no había hecho ningún reconocimiento de su soberanía. Posteriormente a esta época, se puede decir que los regímenes europeos se mantuvieron más favorables a los israelíes que a los árabes y a los regímenes conservadores que a los dirigentes nacionalistas (caso del egipcio Nasser en 1956). Lo curioso es que estos nacionalistas, acusados muchas veces de “dictadores”, eran tan modernistas que pretendían asegurar el desarrollo de su país inspirándose en el modelo europeo, lo que demuestra esa falta de confianza de todo aquello que procede del Norte de la orilla del Mediterráneo.

Otro desencuentro es la cuestión de los reagrupamientos regionales. En nombre del principio de «divide y vencerás», las antiguas potencias coloniales no favorecieron hasta comienzos de los años 80 las tentativas unitarias del conjunto del mundo árabe y, aún menos, de cada país. En efecto, existe la Liga Árabe, que fue fundada en 1945; sin embargo, no es más que una adición de Estados que se ha mostrado realmente inoperativa tanto a nivel económico como político y de cooperación. Además, los miembros de la Liga Árabe consideran que la UE es como una fortaleza frente a ellos, con la que es imposible competir a nivel político y, sobre todo, económico. La Unión del Magreb Árabe (UMA), creada en 1989, es más de lo mismo y realmente nulos progresos se han logrado dentro de su seno, a sabiendas del embargo impuesto a Libia en los años 80 y la grave situación de Argelia en los años 90, sin olvidar el conflicto del Sáhara.

La primera Guerra del Golfo fue una cuestión que afectó negativamente al Mundo Árabe y, nunca, desde la creación de la Liga Árabe, este se había mostrado tan dividido desde Irak a Marruecos. En lo que se refiere a cuestiones económico-tecnológicas, los dirigentes modernistas habían optado por un desarrollismo populista que se decantó más por la industrialización que por la agricultura, así que cuando llegó el momento de ocuparse de esta última, fue para mecanizarla. Los países árabes, incitados por Europa y los EEUU, compraron fábricas sin antes darse los medios para generar su propio camino hacia la industrialización. Después de 50 ó 60 años de independencia, estos países han descubierto, lamentablemente, que siguen dependiendo excesivamente del extranjero. Por añadidura, la reciente intervención bélica en Irak (de la que eran partidarios el Reino Unido y España) ha vuelto a suponer un vuelco a la relación de Europa, en general, y el Mundo Árabe. Cabe recordar, también, las recientes agresiones de Israel contra el Líbano y Palestina, así como «el quien calla otorga» de la UE. No obstante, en un sentido histórico, se ha podido demostrar un entendimiento válido «euro-árabe», en el que la solidaridad entre las culturas ha sido siempre la base de las síntesis constructivas.

Me gustaría subrayar que la mayoría de las importaciones y exportaciones de los países de la UMA se llevan a cabo con la UE, otro porcentaje mínimo con los EEUU y otro prácticamente imperceptible con el resto de países africanos y de Oriente Próximo. Por ello, la implicación de la UE, ahora más que nunca, se hace providencial, sobre todo porque ha de tener en cuenta que la sociedad civil en la otra orilla del Mediterráneo es nulamente representada por sus respectivos gobiernos. En mi modesta opinión, la mayoría de los ciudadanos árabes valorarían de manera muy positiva la adhesión a la UE, sobre todo en cuanto a la cooperación económica se refiere. De hecho, considero que esta cooperación es urgente y necesaria para que los países árabes puedan prosperar, democratizarse, crear una política común, abrir mercados, etc. Esto podría incidir también en una disminución de los movimientos integristas de tipo religioso y en la reducción de las fuerzas de Al-Qaeda y sus grupos asociados en la región del Mediterráneo. Asimismo, podría disminuir las posibles consecuencias negativas de la inmigración irregular y clandestina, una de las grandes asignaturas pendientes de la UE.

No hay que olvidar el elevado número de emigrantes magrebíes que residen en suelo europeo y que tienen mucho que decir y hacer en materia de este Proceso de Barcelona. Para ello, realmente haría falta una cooperación concebida en términos de codesarrollo entre iguales. Quizás una zona de libre mercado entre la Asociación de la Euromediterránea y la Liga Árabe en su conjunto sea una de las claves de la prosperidad para las zonas más desfavorecidas. A modo de ejemplo, citaré el reciente acuerdo de unificación de la moneda de los seis países árabes del Golfo Pérsico, los cuales deberían ayudar a otros de sus denominados “pueblos hermanos”. Una Unión Europea unificada con el resto de países mediterráneos y árabes podría ser una de las grandes estrategias geo-políticas, lo que sería altamente beneficioso para nuestra región del Mediterráneo y de gran atractivo para la inversión internacional.

Realmente, de poco sirve esconder o intentar ocultar los obstáculos, es preciso que se pongan sobre la mesa y que se discuta absolutamente todo, porque evidentemente hablamos de un proceso y de unas transformaciones muy difíciles de materializar. Hay que reconocer que la situación de los Derechos Humanos y de la práctica de la democracia es muy triste en casi todos los países árabes mediterráneos debido, en buena parte, a los escasos recursos de los que disponen. A nivel político y económico, muchas de las carencias se deben a las propias contradicciones de los gobiernos y a la mala gestión de estos. Es preciso que Europa se dé a conocer mejor en los países árabes y que les ayuden a resolver las contradicciones internas de sus gobiernos. Allí es donde el papel de la UE resulta fundamental como modelo de zona libre económica y de prosperidad y así asimilar su savoir-faire, sobre todo en materia económica y de cooperación. Sin embargo, no hay que ser pesimistas y es necesario creer en el entendimiento entre las dos orillas del Mediterráneo, especialmente por todo lo que compartimos, por nuestro pasado y nuestra historia; pero también por el futuro y porque intentar construir fronteras allí donde no existen sería un gravísimo error para la prosperidad de esta región. Quizás en un futuro, en vez de hablar del Proceso de Barcelona, se empiece a hablar también del Proceso de Gaza.

martes, 4 de mayo de 2010

...y un año después




La “Associació d’Estudiants Marroquins de Barcelona (AEMB)” se fundó en mayo de 2008 por iniciativa de un grupo de estudiantes universitarios, de origen marroquí, de las principales universidades catalanas. Actualmente, AEMB engloba a más de 100 estudiantes universitarios, posgrado y masteres de la Universitat Politènica de Catalunya, Universitat de Barcelona, Universitat Pompeu Fabra, Universitat Autònoma de Barcelona y Universitat Oberta de Catalunya.

Desde su constitución, AEMB, ha trabajado de una manera intensa y constante para alcanzar sus principales objetivos: contribuir de manera eficaz a la integración e incorporación de los estudiantes universitarios recién llegados, sobretodo de origen árabe, en sus instituciones universitarias. Todo ello, para fomentar el conocimiento de la lengua y la cultura catalana, para alcanzar una cohesión social y estudiantil y para potenciar el conocimiento tanto de la cultura marroquí como la catalana.

En estos dos años de vida, AEMB, ha realizado muchas actividades, que resultaría laborioso desgranarlas con el máximo detalle. No obstante, se destacarán algunas de ellas que se consideran representativas en cuanto a la labor que desempeña esta entidad.

En el trascurso del 2009, el acto de mayor trascendencia y repercusión fue la “La Setmana Cultural del Marroc” tanto por su contenido como impacto en la comunidad catalana en general y la universitaria en particular. A lo largo de tres días, se realizaron varias conferencias, mesas redondas, debates, exposición de libros y proyección de documentales que permitieron abordar y profundizar en varios temas. Como por ejemplo, la educación intercultural, la situación de la mujer marroquí con la nueva “Mudawana”, la educación entre los hijos de familias emigradas y las relaciones históricas entre Marruecos y Cataluña. “La Setmana Cultural del Marroc” se clausuró en un ambiente más lúdico donde se ofreció a los asistentes un recital de poesía en árabe y castellano, un espectáculo de danzas árabes y un concierto del grupo musical de AEMB integrado por miembros de la entidad.

Aunque la “La Setmana Cultural del Marroc” fue el acto de mayor envergadura, también se llevaron acabo otras actividades con objetivos similares, de las cuales cabe destacar el “Ciclo de Conferencias” y la “Jaima de la UPC”. Esta última tuvo lugar en el Campus Nord de la UPC y consistió en el montaje de un espacio de encuentro (“jaima”) de toda la comunidad universitaria con el objetivo fomentar el intercambio cultural a través de varios talleres.

Actualmente y con el fin de promover el deporte entre sus socios, AEMB, organiza y participa en varias competiciones de fútbol y baloncesto a nivel universitario y extrauniversitario. Además, ofrece clases de árabe para todos aquellos que lo soliciten, asesoramiento jurídico gratuito para estudiantes recién llegados.

Consciente de la importancia del tejido asociativo, esta entidad sin ánimo de lucro, colabora con otras entidades y organizaciones socioculturales como es el caso de la FECCOM y el Centre Euro-àrab de Catalunya. Además participa en eventos que promueven los valores de igualdad, solidaridad y cohesión social así como en la lucha contra la discriminación y la xenofobia.